El Irimi-Nage: Los movimientos del
Irimi-Nage representan en su culminación el ciclo completo de una ola,
cuyo efecto corresponde a la armonía interna de su estructura. Esto es,
podemos comparar la calidad técnica de un practicante de acuerdo a su
experiencia y habilidad, con la forma interna de una ola que comienza
con un remolino para desplegar todo su poder en el momento de su
desborde final. El Irimi-Nage tiene tres características, como el resto
de las artes de Aikido. A saber:
1) Eficacia: Para que cumpla con su
propósito.
2) Contundencia: Para que se efectúe sólo una vez.
3)
Proporcionalidad: Para que se adecue a la intensidad, velocidad e
intención del Uke.
Ellas
se pondrán de manifiesto de acuerdo a las características de las
circunstancias en que se manifieste el arte como tal. Dada su
circularidad permanente, el Irimi-Nage es quizás una de las artes más
representativas del Aikido, pues coincide por completo con la propuesta
del Arte en general, ya que antepone los movimientos circulares y
disuasivos a través del desequilibrio, a los lineales y conflictivos
mediante el choque inevitable. La gran ola tsunami del Kanagawa como el
Irimi-Nage del Aikido, despliegan su potencial aprovechando la fuerza
que brindan las leyes de la Naturaleza; con la diferencia que la primera
describe un fenómeno cuyos efectos son impredecibles, porque la mayoría
de las veces las causas se originan en las recónditas entrañas de la
tierra, obedeciendo muchas veces a designios que escapan a nuestra
capacidad de investigación; mientras que la segunda es una experiencia
cuyo grado de control surge de la experiencia del practicante que la
ejecuta, y asimismo debido a su nivel de conciencia puede determinar la
eficacia, contundencia y proporcionalidad de sus efectos.
Fuente: www.aikidoriodelaplata.com.ar
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