Sin mas, aquí va ese texto que como dije esta escrito por Sensei Gaku Homma.
Martín Dib.
Un día en la vida del Fundador Morihei
Ueshiba, Abril de 1968
por Gaku Homma
Traducido por México
Aikido
El artículo siguiente se reimprime aquí con
el permiso de Gaku Homma Sensei del Nippon Kan en Denver, Colorado, E.E.U.U.
El aniversario luctuoso del
fundador del Aikido, Morihei Ueshiba (O’Sensei) esta cerca. En el Hombu Dojo,
en Tokio, el 26 de Abril de 1969, el fundador pasó a mejor vida. Enero 3 de
1969.
La semana anterior, de que
había regresado a mi pueblo natal en Akita, al norte de Japón, vi por última
vez al fundador. Tenía 18 años. El anuncio de su fallecimiento, lo recibí en
Akita e inmediatamente viaje a Tokio, para mí en ese tiempo, aún un viaje
sencillo, sin regreso, estaba fuera de mi bolsillo. Mi familia estaba muy
feliz, de que finalmente había regresado a casa, así que realmente no podía
pedirles dinero para irme de nuevo. Finalmente, con la valiente necedad que
solamente los jóvenes poseen, me fui en el tren nocturno a Tokio, sin billete
alguno.
En ese entonces en Japón, la
mayoría de los viajes de larga distancia se hacían principalmente por tren. Los
vagones que no necesitaban reservación estaban siempre atascados con personas,
cajas, maletas y estuches.
Era muy fácil eludir a la
persona que revisaba los billetes en tal caos, cuando se aproximaba a
recolectarlos. Conforme se iba uno alejando de la estación, si uno buscaba
cuidadosamente en el suelo, bajo los asientos, usualmente se podía encontrar un
boleto que alguien había perdido. Recuerdo que la tecnología y la seguridad de
hace treinta años, no estaba nada cerca de lo que es hoy. Fue de esta manera
que regrese a Tokio para el primer servicio funerario en recuerdo del Fundador.
Por años he escuchado de
dojos que conmemoran este aniversario con un Seminario. Para mi este es un día
de oración silenciosa y de reflexión. Ya que nos acercamos al 33° aniversario
luctuoso del fundador, me gustaría compartir algunas de mis memorias personales
acerca del compartir un año en la vida del fundador, antes de su muerte. Mi
hermana ha recuperado los cuadernos que guarde durante esos años, así que he
detallado información acerca de sus rutinas diarias. Hasta registré lo que el
Fundador comía en un día normal, lo cual compartiré al final de este artículo.
En 1968, a la edad de 85, el
Fundador dormía en un área nueva de las salas de estar del dojo de Iwama. Su
esposa Hatsu dormía en el cuarto contiguo. A un lado del cuarto principal había
un cuarto diminuto donde dormía la sirvienta Kikuno. El cuarto que
sirvió como mi dormitorio al
otro lado del dojo ya no existe, fue demolido después de las remodelaciones que
se hicieron. Excepto por cuatro de nosotros, nadie más vivió en esos cuartos en
aquel momento. A diferencia del dojo de Iwama hoy en día, había muy pocos
gasshukus (campamentos de aikido) que llenaran el dojo con bullicios de alumnos
que vienen de lejos.
Saito Shihan y su familia
vivieron en una casa diferente, en la puerta de al lado. En ese tiempo, la
familia de Saito Shihan no era dueña de algún restaurante o de otro negocio.
Solo administraba un servicio familiar de lavandería. En esos días, lo
convencional era instalar la fontanería fuera de la casa, y los baños estaban a
un lado de las casas, fuera de estas. Colocado afuera de los baños, había un
makiwara (un poste acolchando usado por karatekas para su entrenamiento).
Durante un seminario de
Saito Shihan celebrado en Denver nos dijo que cuando era pequeño solía
practicar karate. Le pregunte porque el makiwara era colocado fuera de esos
baños. Nos dijo que como parte de su régimen de entrenamiento personal, se
tenía que pegar al makiwara diez veces cada vez que fueran a utilizar las
instalaciones y diez veces cuando se terminaran de usar.
En 1968, la tierra entre la
estación del tren de Iwama y el dojo estaba poblada con árboles de castaño y
bambú. En Abril los castaños florecían, liberando al aire un fuerte olor a
castañas. Los bambúes, arriba de cuatro pulgadas de diámetro podían brotar
donde quiera, algunas veces en medio de sucias calles atestadas. También los
árboles de durazno eran nativos del área, cuyas flores se añadian a la
decoración primaveral. Hoy en día casas y tiendas han reemplazado muchos de los
árboles de castañas así como los bambúes.
Cuando el fundador estaba en
Iwama, daba la mayoría de las clases de la tarde. La práctica de la tarde
comenzaba a las 7:00 pm. la cual él dirigía después de haber cenado alrededor
de las 5:00 pm. El Fundador usualmente no se bañaba por las tardes. Normalmente
era lo primero que hacia por las mañanas. Debido a su edad, la dieta del fundador
era simple. Siempre comía con su esposa Hatsu. La pareja parecía disfrutar el
compartir la comida, el Fundador era en ocasiones juguetón. Con sus palillos
tomaba un trozo de comida y lo ponía en el plato de su esposa. “omahan tabe
yashi” (aquí, come esto) solía bromear en su propio dialecto Kishu. Ella tomaba
el trozo y se lo regresaba exclamando, “No, tu come esto”. Eran bromas
agradables entre los dos. Aunque la dieta del Fundador era simple,
ocasionalmente también disfrutaba de la comida “moderna” como el arroz con
curry. El Fundador solía comentar que el curry era rico en fibra y que era
saludable para el intestino.
El Fundador y su esposa
comían en el cuarto localizado exactamente atrás del altar del dojo. El cuarto
tenía piso de madera. Una mesa pequeña, de cerca de tres pies de largo por dos
pies de ancho, con patas plegadizas de diez pulgadas de alto, era colocada para
cada comida. Los cuatro comíamos juntos. Los cuartos eran cerrados, y se me
dificultaba el comer de forma relajada, estando tan cerca del Fundador. Kikuno
y yo siempre nos sentábamos formalmente con nuestra espalda derecha, mostrando
nuestras mejores modales.
En una esquina del pequeño
cuarto estaba un pequeño lavabo de cerca de dos pies de largo por un pie de
ancho. El lavabo tenía una sola llave por la que fluía solo agua fría; el agua
caliente de la estancia era calentada a mano antes de ser servida. El Fundador
usaba también este lavabo para lavarse la cara y los dientes. El alojamiento
era simple en Iwama, el único lavabo de agua fría servía para el lavado de
trastes y para la limpieza personal. A lado del lavabo estaba un quemador de
gas propano donde se preparaba la comida.
Ahora el alojamiento de la
tercera generación Doshu, el nieto de Morihei Ueshiba, esta lejos del simple y
rústico alojamiento en el que el Fundador vivió. En los viejos días, por
supuesto no había televisión ni radio. El Fundador normalmente se retiraba a
dormir a los 9:00 pm. todas las noches. En Abril, a veces las noches eran frías
y el Fundador se rehusaba a utilizar una cobija eléctrica. El reclamaba que la
electricidad en las cobijas le producía comezón. (Reflexionando ahora, quizás
este era un síntoma de la condición de su hígado). En lugar de usar la cobija
eléctrica, Kikuno la sirvienta solía acostarse en la colchoneta del Fundador
antes que él para calentarla. Mientras Kikuno calentaba la colchoneta, era mi
trabajo masajear los pies del Fundador o sentarme en seiza cerca de su cabeza y
leerle en voz alta del texto de Omoto Kyu; Rei Kai Monogatori.
El Fundador se levantaba
cada mañana antes de las 6:00 am. Si es que no tomaba su baño completo, se
lavaba la cara en el lavabo, el cual se había llenado con agua hirviendo la
cual era templada con agua fría de la llave. Su cepillo de dientes estaba hecho
de cerdas de cochino y usaba sal o una pasta de dientes en polvo blanco. Una de
mis obligaciones era recoger su dentadura y colocarla en un pequeño plato. No
creo que mucha gente en este mundo haya visto al Fundador sin su dentadura.
Después de sacar su dentadura, mi siguiente tarea era ayudar al Fundador cuando
se lavaba su cara. Con una toalla limpia la cual colocaba en el lado derecho de
mi cinta, me ponía de rodillas detrás del Fundador en el lavabo para sostener
las mangas de su kimono. Esto era para asegurarme que las mangas del kimono no
se mojaran. Me ponía de rodillas detrás de él porque yo era más alto que él. Si
estuviera parado detrás de él, podría golpearse su cara con mi pecho después de
lavarse.
Si el Fundador iba a tomar su baño completo la
mañana siguiente, mi día comenzaba diferente.
En los días de baño, debía
levantarme a las 5:00 am. para encender el fuego y calentar el agua para el
baño. El cuarto de baño consistía en una plataforma de madera con una larga
bañera de acero la cual era llenada con agua fría. El fuego era encendido desde
afuera del cuarto de baño el cual estaba directamente bajo la bañera. Cuando el
agua se había calentado, el fondo de la bañera podía llegar a ser muy caliente
para estar ahí. La bañera tenía una rejilla de madera flotante que era usada
para estar de pie, ¡O se podían usar geta (zapatos de madera) dentro del baño!
En Japón estas bañeras de metal era llamadas goemonburo. Originalmente esta
palabra se refiere a un famoso ladrón llamado Goemon Ishikawa quien fue hervido
en vida en un recipiente de metal como castigo a sus crímenes. Aun en 1960’s,
goemonburo eran muy comunes en la mayoría de los hogares. Hoy en día existen
muy pocas. En un baño recién preparado, el agua podía llegar a sentirse
“cortante” y hasta un poco dolorosa. Para suavizar el agua
la sirvienta Kikuno entraba a la bañera
primero para “masajear el agua”. Esto es llamado yumomi, en Japonés.
Después que el Fundador
entraba a la bañera, era trabajo de Kikuno o mío frotar su cuerpo. El Fundador alguna
vez fue un hombre musculoso, así que a su edad, su piel colgaba un poco. Sin
usar jabón, ligeramente tomaba sus músculos hacia abajo y frotaba su piel hacia
arriba con una toalla de mano. Como yo atendía el fuego, no me era permitido
sentarme y hacer nada. Mientras el fuego ardía, tenía que barrer los senderos
frente al dojo y el altar con una larga escoba de bambú. Normalmente a mediados
y finales de Marzo, las flores de cerezo cubrían del sendero al altar. Cuando
las flores de cerezo caían, no barría el sendero para no interrumpir la belleza
natural de las flores esparcidas. En otras épocas del año, dejaba marcas con mi
escoba al barrer en un dibujo ordenado.
Para cuando el fundador
pasaba por ese sendero recién barrido, sus huellas tenían que ser las únicas
que se vieran. De vez en cuando, los niños correteaban a través del sendero
recién barrido mientras jugaban antes de ir a la escuela. Esto me enfurecía, ya
que lo hacía ver como si yo no atendiera mis obligaciones adecuadamente.
Simbólicamente era importante barrer cada mañana para limpiar la mala suerte o
los malos espíritus antes de que el Fundador empezara su ceremonia matutina de
oraciones. El kimono y la hakama formal del Fundador estaban disponibles para
cuando él terminara su baño. Era también mi obligación ayudarlo a vestirse para
la ceremonia que seguía.
Estuviera el tiempo lluvioso
o soleado, el Fundador asistía a su ceremonia todas las mañanas. Si estaba
lloviendo, Kikuno y yo por su puesto no llevábamos paraguas. Tomábamos una
pequeña charola llamada sambo cargada con pequeños platos; uno contenía sal,
otros contenía arroz y el último contenía agua, el Fundador nos encabezaba
enérgicamente desde el sendero hasta el Santuario Aiki. Sus pasos eran seguros
y vigorosos y su balance perfecto como si el mismo llevara un sambo ante él.
Puede uno decir que en la fotografía su hakama se partía tajantemente con su
caminar, es difícil de creer que en esos tiempos él tuviera 85 años. Siempre he
pensado que es curioso que cuando acompañaba al Fundador a Hombu Dojo en Tokyo
él caminaba débil y lentamente. Ahora que lo reflexiono, pienso que solo
fingía. Escribí un artículo sobre esto hace veinte años para la revista Cinta
Negra, pero esta es otra historia para otro día.
Cuando el Fundador se
acercaba al Santuario Aiki, pasaba por debajo de la puerta del santuario o
tori. Como sirvientes, a Kikuno y a mi no nos era permitido pasar directamente
por debajo de la puerta, así que teníamos que rodear la puerta por la derecha
rápidamente para abrir la puerta del santuario. Teníamos que abrir la puerta
del santuario por el lado derecho del honden (construcción principal), entrar y
apresurarnos silenciosamente a abrir la puerta corrediza del santuario para el
Fundador. Una vez que él había entrado al honden, teníamos que cerrar
silenciosamente la puerta detrás de él. En la pared opuesta, detrás del
Santuario había otra puerta corrediza la cual abríamos para mostrar la vista
del okuden, el cual era una pequeña estructura donde se alojaba el santuario
principal. Antes de ir a nuestros
lugares cerca de la entrada
del santuario, teníamos que prender las velas. El Fundador normalmente dedicaba
25 minutos para orar en su ceremonia matutina. Una vez al mes había una
ceremonia especial llamada Tsukinami Sai. Esta ceremonia duraba cerca de una
hora, el santuario era adornado con ofrendas de frutas, verduras, comida seca y
pescado. No se utilizaban otros productos animales en esta especial ofrenda.
Regularmente durante la
ceremonia, Kikuno y yo nos sentábamos en seiza tanto como podíamos con nuestras
cabezas inclinadas profundamente pero sin descansarla en el suelo. Esta
posición era dolorosa para las rodillas y difícil de mantenerla. A mi edad no
entendía que significaban las oraciones que el Fundador recitaba, así que permanecer
atento era un gran esfuerzo. Solo cuando el Fundador usaba un jo, en la ofrenda
del Jo no mai o movimientos del jo mi atención se enfocaba. El jo que él usaba
era del largo de un jo normal, pero era afilado en una de sus puntas. Se
parecía en lo largo de una lanza que ha sido cortada diagonalmente por una
espada. Si él no usaba un jo, usaba en algunas ocasiones un shaku, el cual es
un instrumento de madera plano con forma de remo usado en ceremonias Shinto. El
Fundador realizaba movimientos con el shaku como si fuera un tsurugi (espada de
los dioses de acuerdo a la enseñanza Shinto).
Después de que el Fundador
terminara su oración matutina en el santuario, regresábamos al jardín principal
del dojo donde se detenía a orar en la hokora (santuario pequeño) dedicado al
dios Ushitora no Konjin. Este dios era el dios personal del Fundador, el cual
siempre llevaba consigo. Cuando sus viajes lo llevaban a Hokkaido, se llevaba a
este dios con él, dedicándole un nuevo santuario llamado Kami Shirataki Jinja, el
cual fundo en la villa de Shiratake. Aunque esto suene a que el Fundador
llevaba algo tangible, no era así; era el espíritu del dios lo que él llevaba.
Para concluir su ceremonia
matutina, el Fundador se paraba derecho sosteniendo su shaku, y mirando directamente
hacia el sol. No importaba si era un día despejado, o sí estaba nublado, el
levantaba su cabeza hacia el sol, mirándolo fijamente. El ofrecía oraciones a
Amaterasu O Kami, el dios Shinto del sol. Yo encontraba esto muy sorprendente y
algunas veces trataba de copiar sus acciones. Nunca pude mirar directamente al
sol por largo tiempo, era muy brillante para mis ojos. He crecido creyendo que
la poderosa mirada que el Fundador poseía, venía de la realización diaria de
este ritual. Después de esto, era tiempo de preparar el desayuno.
Ahora en el dojo de Iwama un
estacionamiento y la cocina de los uchideshi están donde alguna vez estuvo el
huerto del Fundador. Este huerto era utilizado para el consumo doméstico, este
era atendido cuidadosamente. Después de terminar su ceremonia matutina el
Fundador vestido con su kimono y hakama formal, y se dirigía hacia al huerto.
En abril había pequeños nira, nanohana, daikon y kabu listos para ser
desbrozados. El Fundador examinaba las plantas cuidadosamente y me decía cuales
tomar para las guarniciones de ese día. No recogíamos la cosecha, ya que era
abril y aún estaban muy pequeñas. Los brotes sin embargo debían de cortarse o
ser plantados de nuevo para que las restantes crecieran fuertes. Recuerdo que
el fundador me enseño que después de desbrozar algunas nira, uno se debía de
parar en la planta remanente y luego regarla con el agua con que se había
lavado el arroz. Esto aseguraba una sana replantación.
El desayuno consistía
principalmente en congee (potaje blando de arroz) con mochi (pastel “pegajoso”
de arroz). El Fundador le gustaba mucho el mochi y en algunas ocasiones se lo
comía por el puro gusto de hacerlo, pero este tenía la tendencia quedarse
pegado a su dentadura, por esta razón en la mayoría de las ocasiones el mochi
era cocinado con el congee para ablandarlo. Las guarniciones consistían en
vegetales frescos cortados del huerto y preparados muy simplemente. El Fundador
no se quitaba su kimono y hakama formal antes de tomar su desayuno. Para él,
tomar sus alimentos era parte de su ceremonia matutina.
Después del desayuno, era
tiempo de asignar los quehaceres y mandados matutinos que Kikuno y yo teníamos
que realizar mientras el Fundador descansaba. A unas cuadras del dojo, el
Fundador poseía un huerto de arroz. El atender este huerto era una de mis
obligaciones diarias. Nunca sabía cuando el Fundador nos llamaría a Kikuno y a
mi para la práctica de Aikido, Yo siembre vestía la chaqueta del keiko-gi con
mis pantalones de trabajo, por si acaso.
Si era un buen día, a veces
el Fundador podía sentarse con la ventana abierta y leer su periódico en el
cálido sol de la mañana. O en días muy especiales, debíamos abrir las puertas
deslizantes del dojo y el Fundador se recostaba en la estera del dojo sin su
hakama, y tomaba una siesta en el sol. El segundo Doshu, Kisshomaru Ueshiba
dijo en su biografía, que él nunca había visto al Fundador cuando no estaba
sentado formalmente en seiza. En Iwama, el Fundador que yo conocí tomaba
siestas en el sol como cualquier persona mayor.
Aun cuando él estaba
durmiendo, manteníamos nuestros ojos y oídos abiertos, siempre sabíamos donde
estaba y que es lo que estaba haciendo. Si nos llamaba, dejábamos cualquier
cosa que estuviéramos haciendo y corríamos a ayudarlo. ¡Kikuno solía decir que
yo dormía con un ojo abierto! Vivíamos atentos las 24 horas del día.
Si el Fundador se sentía bien, nos llamaba
para practicar Aikido. Vestido con su kimono, el disfrutaba especialmente
practicar suwarewaza-shomen uchi ikkyo, y de pie ai hanmi katatetori iriminage
omote. Nos enseñaba, turnándonos como uke.
Habiendo desayunado cerca de
las 9:00 am., el Fundador no almorzaba. Kikuno y yo sin embargo estabamos
hambrientos, especialmente después de haber practicado, y nos comíamos las
sobras del desayuno. Hacíamos porciones extras en el desayuno para asegurarnos
que tuviésemos suficientes sobras para el almuerzo.
En la tarde, el Fundador se
ocupaba en diferentes actividades. En la primavera, recuerdo que el Fundador y
su esposa Hatsu sembraban cacahuates en el jardín. Hatsu estaba casi encorvada
por la edad, pero aun era una experta con el azadón. Ella formaba las filas
para sembrar empuñando diestramente el azadón. Mi trabajo era agregar abono
fresco a las filas para hacerlas más fértiles para la siembra. El Fundador nos
seguía, introduciendo expertamente los cacahuates en los montículos con un
golpe ligero de su dedo gordo y dedo índice. Cuando pienso acerca de eso, su
habilidad en la siembra de cacahuates vino por muchos años de siembra en
Hokkaido y de los años que coordino el huerto sembrando y cosechando con el
Omoto Kyo.
Normalmente, una vez al mes,
el Fundador visitaba Hombu dojo en Tokio. Si se trataba de una visita larga, se
quedaba cuatro o cinco días. En las mañanas cuando se iba a Tokio, terminaba su
ceremonia matutina más temprano. En la primavera, empacabamos los daikon,
nanohana, nira y shungiku recien cortados para llevarlos en el viaje. Después
de terminar de desayunar, tomábamos un taxi a la estación, Aun si íbamos tarde,
siempre llagábamos por lo menos media hora antes de la que el tren debía
llegar. En ocasiones llegábamos una hora antes de partir. Iwama era una pequeña
ciudad con una pequeña estación. Solo el tren local hacia parada en Iwama. Para
tomar el tren expreso a Tokio teníamos que cambiar de tren en la estación
principal de la línea. Yo cargaba el maletín de doctor de piel, que le habían
dando durante el viaje a Hawaii, en una mano. En mi espalda llevaba el bulto de
vegetales frescos atado en una tela furoshiki. Siempre caminaba delante del
Fundador para protegerlo de caminos peligrosos. Algunas veces, cuando nos
cambiamos al tren expreso, tenía problemas para encontrar un asiento para el
Fundador. En esas ocasiones escogía a un estudiante con uniforme que ya había
encontrado lugar y “lo convencía” de dejárselo al Fundador. ¡Era muy bueno para
“convencer” en esos días! De cualquier forma, hay muchas historias de viaje
como otomo con el Fundador, pero estas también serán para otro día.
En ese tiempo, no había
uchideshi viviendo en Hombu dojo. Quiero dejar esto claro. La única persona
viviendo en Hombu dojo era el Sr. Mitsuo Tsunada, quien se encargo del
mantenimiento y de la vigilancia cuando el Fundador llegaba. El no practicaba
Aikido.
Recientemente, he visto
anuncios de instructores quienes aclaman haber sido uchideshi de Hombu bajo la
tutela del Fundador en ese tiempo. Esto no es verdad. Por lo menos tres años
antes de que el Fundador muriera nadie estuvo viviendo en Hombu dojo. De
cualquier forma, el Fundador no vivió en Hombu. Los únicos uchideshi de Hombu
fueron estudiantes del segundo Doshu, Kisshomaru Ueshiba, y eran estudiantes y
personal asalariado.
Han pasado treinta y tres
años desde que el Fundador paso a mejor vida, y ahora tengo cincuenta y dos
años. Mi percepción en ese entonces y ahora ha cambiado obviamente con el
tiempo. Ahora veo un panorama más amplio de mis experiencias que cuando era
joven. Tuve la gran fortuna de ser parte de la vida del Fundador de diferentes
formas y no solo a través del Aikido. Por esta razón, mi memoria y visión del
Fundador es diferente a la mayoría. Vi al Fundador cuando fue a Hombu dojo en
Tokio. Allí él era el “presidente de la compañía” o CEO (Oficial ejecutivo en
jefe, por sus siglas en inglés Chief Executive Officer) y actuaba como tal en
esas ocasiones. En Iwama, fui testigo de la vida privada de un hombre llamado
Morihei Ueshiba, un caballero de edad amable quien tomaba siestas en el sol, y
sembraba cacahuates con facilidad. Creo que el verdadero Fundador, fue el que
conocí en Iwama.
El Fundador ha sido una
persona muy especial en mi vida, y muy influyente en la dirección que mi vida
ha tomado. He estado viviendo en los Estados Unidos por más de 28 años. En
todos estos años, he cuidando de mi propio dojo y nunca he celebrado “Un
Seminario en Memoria del Fundador” o cualquier otro evento comercial para
conmemorar su muerte. Para mi este es un tiempo de reflexión.
Hace un par de semanas
recibí un volante de otro dojo anunciando un “Seminario Conmemorativo al
Fundador”. El volante tenía una foto tamaño pasaporte del Fundador la cual
podías despegar y guardar en tu cartera como un souvenir. Esto en cierta forma
me recordó las muestras de perfumes que uno rasca y despega de las revistas de
moda. Reconocí la fotografía. Esta había sido tomada en Mayo de 1968. Yo estaba
con él como su otomo cuando la fotografía fue tomada. Había sido tomada cuando
el Fundador llego a Hombu dojo y estaba siendo recibido por sus alumnos. Iba
vestido formalmente como de costumbre con su kimono. El Sr. Tsunoda tomo la
fotografía. Aun tengo una de las originales.
La única fotografía del
Fundador que tengo en mi dojo, es una que esta colgada en el altar del dojo. La
única razón de que tenga una fotografía del Fundador es para mostrar a los
alumnos como era el Fundador. Nunca he usado su imagen para razones
comerciales. Conocí su personalidad, y sería contra mi orgullo hacer eso.
Aquellos que usan su fotografía no lo conocieron.
Como Aikidoistas necesitamos
pensar acerca del origen de este arte que practicamos. Necesitamos regresar al
entendimiento simple del Aikido y el Aikido renacerá si tu quieres, para no
olvidar nuestro camino.
Tan pronto como este
artículo este traducido y completo, saldré para Japón a visitar el Santuario
Aiki de Iwama para la ceremonia conmemorativa anual del Fundador, Tai Sai. Con
gran aprecio, iré y le daré mis respetos al Fundador. Inclinaré mi cabeza para
orar. Esto es una peregrinación a mi pasado… y a mi futuro.
Todos los derechos reservados. Tanto el
artículo como las fotografías no podrán ser reproducidas de ninguna forma sin
permiso del autor Gaku Homma Sensei.
Menú del Fundador en
Primavera
Mochigayu (Arroz
congee con pastel de arroz)
Cuatro partes de agua por
una de arroz, dejar el arroz remojar durante la noche. Cocinar a fuego alto
hasta que hierva, bajar el fuego, tapar y cocinar lentamente por 30 minutos.
Cortar mochi (pastel de arroz) en pequeñas porciones (del tamaño de un bocado)
y agregar al congee mientras se cocina. Agregue un poco de sal para sazonar.
Nanohana (Hojas de colza), Horenso
(Espinacas), Shungiku (Hojas de crisantemo de principios de primavera),
Ohitashi (Vegetales hervidos y congelados)
Escoger un vegetal de
primavera a su gusto de hojas frescas. Poner dos partes de agua para hervir y
agregar una pizca de sal. Agregar las hojas del vegetal y hervir por treinta
segundos hasta que las hojas cambien de color. Enjuáguelos inmediatamente en
agua fría y exprima gentilmente el exceso de agua. Mezcle todo con el
katsuobushi (bonito seco), y unas cuantas gotas de salsa de soya. Muévalos con
palillos chinos. Quite el exceso de salsa de soya y servirlos fríos.
Nanohana o Horenso no Goma Ae (Hojas de
espinaca o colza mezcladas con miso de sésamo)
Preparar los vegetales como se describió
anteriormente. En un mortero moler juntos el sésamo negro y la pasta de miso y
mirin (sake cocinado) hasta que este pegajoso. Mueva la mezcla y los vegetales
con palillos chinos y servirlos fríos.
Nira no Shoga
Ohitashi (Poro japonés con jengibre hervido y frío)
Los poros japoneses son
completamente diferentes a los poros Americanos, pero están disponibles en
muchos de los supermercados japoneses. Preparar los vegetales como
anteriormente se secribió. En un mortero moler el jengibre y mezclar con
algunas gotas de salsa de soya. Mezclar la nira con palillos chinos. Quitar el
exceso de salsa de soya y servir frío.
Niratama (Poro
japonés con huevo)
En un sartén agregar una
pequeña cantidad de agua, katsuobushi, hongo shiitake o niboshi (sardinas
secas). Hervir el agua y agregar la nira. Cuando la nira se reduzca, agregue
una pizca de sal y lentamente agregue un huevo batido. Cuando el huevo este
cocinado el platillo esta listo. Como una opción se puede añadir Tofu.
Shungiku Tofu Ae
(Hojas de crisantemo con tofu)
Lavar las hojas de
crisantemo profundamente. Hervir cuatro partes de agua por 30 segundos hasta
que las hojas cambien de color a un verde fuerte. Enjuagar en agua fría y
quitar el exceso de agua. Cortar dos pulgadas de largo. Envolver un trozo de
tofu en una tela de algodón y quitar el exceso de agua. En un mortero agregar
el tofo, miso, azúcar y cacahuates (los cacahuates son opcionales). Moler para
hacer una pasta. Mezcle la pasta de tufo y shungiku con los palillos chinos y
sirva frío.
La sopa de miso es
normalmente servida con cada comida.
Nira, hojas de zanahoria
enana, hojas de daikon, espinacas, tofu, age (tofu frito) wakame (algas
jovenes) y totoro (algas rasuradas) son solo algunos de los ingredientes que
pueden ser agregados para este platillo de primavera.
Condimentos para los
alimentos
Pequeñas tazas para sake de
vinagre negro de arroz y sake como salsa para las guarniciones. Chilimen Jako
(angulas pequeñas secas, que son fuente de calcio). Vegetales en conserva
Platillos para
Ocasiones Especiales
Asazuki (Arroz
azucarado)
Remojar el arroz y moler en
un mortero hasta que se haga lechoso. En un sartén cocer a fuego lento moviendo
constantemente hasta que tenga un consistencia pegajosa. Agregar vinagre de
arroz y azúcar al gusto. Tape con mikan (Tangerina japonesa) en rebanadas por
añadir color y gusto.
Kamaboko Imo (salmón
al vapor y pastel de pescado con papas)
Cocer las papas con la cascara. Envolver las
papas en una tela y enrolle hasta que la cascara se abra. Quite la cascara y
tírela.
Marine el salmón con
cantidades iguales de sal y azúcar por unas horas. Corte el salmón con un
cuchillo de cocina y muélalo ligeramente en un mortero. Mézclelo con las papas.
Ralle Yamaimo (ñame japonés) en un mortero y
mézclelo con la papa y el salmón. Agregar una pequeña cantidad de harina.
Amase y forme
pequeñas bolas. Cocer al vapor hasta que este cocinado.
(Este fue un platillo con el que el Fundador
sobrevivió en los primeros días como pionero en Hokkaido).
Este menú no se come todo en
una sentada. Cada comida tiene solo uno o dos platillos cuando mucho. La
porción de los platillos para la comida del Fundador era muy pequeña, solo unas
cuantas cucharadas. Una comida completa sería igual a un plato de sopa si la
medimos.
Este menú no es hecho con la
receta exacta. En esos días no se utilizaban tazas o cucharas como medida, por
lo que es difícil describir cantidades exactas. Estoy haciendo algunas de estas
recetas en mi restaurante. Para hacerlos en casa, todos los ingredientes están
disponibles en supermercados Orientales.
Fuente.
http://www.aikidojournal.com/article?articleID=444&lang
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