sábado, 27 de noviembre de 2010

Aspectos importantes de la práctica

1. Espalda recta, cuerpo relajado y la mente en calma
La columna vertebral soporta el peso del cuerpo, por lo que debe mantenerse recta con naturalidad. La cabeza debe mantenerse erguida, el cuello relajado y la barbilla ligeramente metida hacia adentro, como si tuviésemos la cabeza levantada con una cuerda. No se debe curvar ni ladear la espalda para evitar tensiones musculares sobre el tronco que nos impedirían respirar con normalidad y mover los brazos libremente.. Procurándonos una visión más clara de cuanto nos rodea. ¡Espalda recta, piernas flexionadas, mirada al frente! Sin importar el tipo de movimiento que efectuemos.
El cuerpo debe de estar relajado para que las posturas sean naturales y todas las partes del cuerpo puedan moverse libremente. El Aikido nos enseña a relajar las diferentes partes de nuestro cuerpo. Un cuerpo relajado facilita la concentración en la respiración y en el movimiento, posibilitando unos movimientos fluidos y continuados. Evitar la falta de energía y flacidez.
Hay que estar tranquilo durante la practica, eliminar los pensamientos que distraigan nuestra atención y concentrarse en los detalles de la técnica. Una mente en calma nos ayuda a interiorizar nuestras acciones.
"El cuerpo va donde llega el espíritu".

2. Expansión y contracción, duro y suave (fuerte y vacío)
La expansión y la contracción son las manifestaciones externas de la acción del espíritu interno ( en este caso concreto, del Hara. Todos los movimientos que parten del Centro hacia el exterior, como la extensión o la elevación pertenecen a la expansión y todos los movimientos que van hacia el Centro, tales como la flexión o la caída pertenecen a la contracción.
Todos los movimientos finalizados ( técnicas) son fuertes, pero mientras se están ejecutando son vacíos.-Ej. cuando ejecutamos una técnica en ura ( Ikkio Ura), mientras estamos pivotando estamos vacíos pero al finalizar la ejecución estamos fuertes.- Cuando nos concentramos en la mano derecha, esta es fuerte y la izquierda vacía.-
Expansión y contracción, duro y suave se manifiestan en todas las técnicas, mezclándose y cambiando entre si armoniosamente, sin embargo cuando se trata de una proyección (nage) dureza y suavidad deben ejecutarse con gran velocidad.
Esta mezcla, debe volver a mezclarse una vez mas con otro agente no menos importante que es la respiración. Por lo general un movimiento de expansión va acompañado de una inspiración y un movimiento de contracción va unido a una espiración. ¡Armonizar movimiento y respiración!
 
3. Ser enérgico y concentrar el Ki en el Hara
Los movimientos deben ser enérgicos y estables, debemos trabajar con energía y hacer funcionar la vitalidad (Ki) a través de nuestro cuerpo para ejecutar las técnicas con elegancia y armonía de movimientos. Los gestos deben ser relajados pero llenos de vigor, como si la fuerza interior estuviese a punto de explotar en cualquier momento. Para que esto ocurra debemos concentrar el Ki en el Hara o lo que es lo mismo, debemos estar concentrados en hundir la vitalidad en el Hara para obtener una sensación de plenitud en esta parte del cuerpo. Hay que integrar el movimiento del uke y el nuestro en el centro (Hara) y desde aquí expulsarlo con convicción, para obtener un resultado optimo y satisfactorio para ambos.
Solo de esta manera obtendremos una postura fuerte y equilibrada, evitando el desequilibrio..

4. Coordinar los movimientos y mezclar lo interno y lo externo
Un solo movimiento mueve todo el cuerpo. El Aikido al ser un Arte interno y un entrenamiento físico dinámico pensado para el hombre ( sin imitaciones de animales como en otros estilos Budo) exige que todas las partes del cuerpo estén en perfecta armonía, unificando los movimientos de espalda, cadera, brazos y piernas. Cuando una técnica a finalizado, debemos estar perfectamente posicionados, manos y pies, espalda, cadera y ojos deben acabar de forma precisa, en el mismo momento Hay que centrarse en coordinar los movimientos.
.Pero, no basta con coordinar los movimientos solo en apariencia, se debe prestar especial atención al aspecto interno y dirigir los movimientos corporales durante la ejecución de una técnica para mezclar lo interno y lo externo en uno solo. El principiante debe preocuparse de imitar la técnica, pero una vez adquirido un cierto dominio de esta, hay que dirigir la atención hacia el interior y buscar el flujo de energía vital para conducir cualquier movimiento desde el interior hacia el exterior, facilitando la acción.
"Sin movimiento interior no hay acción exterior”. Mezclando lo interno y lo externo podremos alcanzar una coordinación perfecta y entenderemos mejor la unidad existente en la mayoría de técnicas de Aikido.

5. Calma y acción
Nuestro espíritu necesita calma para vencer correctamente. No podemos dejarnos arrastrar por iras ni miedos infundados que solo son fruto de nuestra imaginación y que nos impedirán ver y valorar la realidad en su justa medida. Hemos de aprender a entrenar sin intención, con calma y tranquilidad, sin prisas..
Entrenar con lentitud puede ayudarnos a tener una buena base, entender y corregir los movimientos con precisión, mejorar nuestro equilibrio y potenciar nuestra fuerza interior. Pero debemos mantenernos enérgicos y concentrándonos en todo momento desde el principio hasta el final.
Si conseguimos aplicar una técnica con eficacia a una velocidad lenta, en el momento que deseemos podremos acelerarla obteniendo unos resultados realmente devastadores y del todo satisfactorios. De esta manera, damos un mayor sentido a la practica y nuestro nivel técnico mejorará con total seguridad.
Calma y acción van unidos a lento y rápido, interno y externo.

6. Ser firme y correcto, ser constante
La función del entrenamiento en Aikido es sobre todo la de mejorar nuestra salud ( física y mental) y la de fomentar grandes valores en sus practicantes, tales como el respeto y el amor al prójimo.
El Aikidoka debe cultivarse para ser una persona firme y correcta en todos los aspectos de la vida. En el respeto al maestro y en el respeto por sus compañeros. Así mismo debe entrenarse duramente y ser constante en la práctica del Aikido para mejorar su salud. Lo más importante es la constancia, si no se persevera, no se llegara a dominar el Arte. Únicamente con una practica y continuada se podrá entender la sutileza y la profundidad de este maravilloso Budo y llegar a obtener auténticos beneficios para nosotros, tanto físicos como mentales y morales.

Fuente: Aikido para compartir.

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miércoles, 24 de noviembre de 2010

martes, 23 de noviembre de 2010

Geometría en el aikido

O` Sensei Morihei Ueshiba recurría en ocasiones a las imágenes del triángulo, el círculo y el cuadrado para ilustrar conceptos ligados a los movimientos y los momentos del Aikido. Partiendo del punto y de la línea, que aún no tienen superficie, estas son las figuras básicas de la geometría que, cuando se les agrega volumen, se convierten en los cuerpos de pirámide, esfera y cubo. Las imágenes de que nos habla el Maestro son el producto de su esfuerzo de síntesis por transmitirnos su pensamiento y exige de nosotros, al mismo tiempo, un empeño equivalente por develar su significado. Este no es un propósito puramente enciclopédico o intelectual sino la vía para orientar nuestra práctica hacia el mejoramiento de nuestra técnica, lo que a su vez nos llevará a redescubrir desde allí, con nuestro propio sello, las enseñanzas del Aikido.
Así el triángulo simboliza el impulso, el inicio del movimiento, la proyección energética. El círculo alude al movimiento, a la continuidad, al infinito. El cuadrado representa lo estático, lo sólido, lo estable, lo material.
La postura triangular propia del Kamae (guardia), nos proporciona al mismo tiempo que estabilidad, la posibilidad de movernos en todas direcciones, ya sea hacia delante, hacia atrás, cambiando de frente rotando la cadera sin desplazar los pies (Tenkai) o desplazándolos hacia delante o hacia atrás (Tenkan). El tetraedro o pirámide nos presta claves para el movimiento en cuatro y ocho direcciones.
El círculo es la figura distintiva del Aikido, ya sea óvalos, hondas o espirales, el círculo está siempre presente y, cuanto más perfecta su ejecución, tanto mejor la técnica. El movimiento circular carece de aristas, de interrupciones. La energía corre libremente por una senda despejada. Pero en ocasiones perseguimos el círculo solo a través de la circunferencia y nos olvidamos de sus otros dos componentes fundamentales: el radio y el centro. Sin la presencia de estos dos elementos la circunferencia se deshace. El radio es el camino de penetración para ocupar el centro. El radio es una recta hacia el centro y así debe ser la entrada (Irimi), directa, decidida. Y un centro firme en los desplazamientos del cuerpo (tai sabaki). El desequilibrio y la proyección surgen como consecuencia natural de este movimiento.
El cuadrado se forma en las retenciones, con su base bien apoyada en el piso, las líneas de fuerza de sus diagonales cortando al Uke y su peso bajando por sus aristas conforme la Ley de Gravedad.
Estas tres representaciones geométricas tienen muchas otras implicaciones: físicas, ideales y también esotéricas que exceden el ámbito de esta nota y, muchas de ellas y los conocimientos del autor de esta nota.

Publicado en la revista Cinturón Negro Nº 10

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domingo, 21 de noviembre de 2010

Practica de Ukemi en Ibaraki Shibu Dojo, Iwama Japon.


Practicando un poco los Ukemis (caidas) con Keke de Myanmar.

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sábado, 20 de noviembre de 2010

El fundador del aikido : El desapego material


El fundador del aikido : El desapego material
Por Kisshomaru Ueshiba
 (December 1978)

Traducido por roberto vidales ibarra (México Aikido)

El siguiente artículo fue preparado con la amable asistencia de Jason Wotherspoon, de Australia. También agradecemos al Doshu Kisshomaru Ueshiba por su amable permiso para publicar estos resúmenes de capítulos.





Hasta ahora este libro ha tocado una de las muchas facetas de la personalidad de O-Sensei, esto es, el lado devoto de su carácter. Había, sin embargo, muchos otros aspectos de su complicada naturaleza que sólo podrían ser descritos como infantiles. En este capítulo se revelará un lado más humano del fundador, sólo visto por su familia, sus amigos íntimos y sus discípulos más avanzados. El fundador era negligente en asuntos materiales hasta el punto en que su familia, y especialmente su esposa, Hatsu, tenían que pasar grandes sacrificios a lo largo de los años.

Hablando de este tema, hay una interesante anécdota narrada por el señor Gozo Shioda, director de la escuela Yoshinkan, quien con frecuencia acompañaba al fundador en los años que precedieron a la guerra. Un día, mientras mi padre y el señor Shioda viajaban en tren, un hombre que estaba parado junto al fundador de repente se levantó de un sobresalto en una postura rígida e inmóvil. El señor Shioda recuerda lo siguiente: “O-Sensei sonrió y se puso a reír. Pensé que seguramente se trataba de un viejo conocido. Pero cuando el tren arribó a la siguiente estación y el maestro dijo: ‘Bueno, ¡márchate!’ y el sujeto salió corriendo del tren, pregunté quién era. Me sorprendí cuando O-Sensei dijo: ‘era un carterista’. En todo caso, cuando el ladrón deslizó sigilosamente su mano dentro de la bolsa interior del maestro, éste, en un parpadeo, torció con fuerza la muñeca del sujeto y el cuerpo del ladrón se entumeció y se levantó inmóvil. Fue un tipo tonto al tratar de robar al ‘kamisama’ de las artes marciales, pero estuve muy impresionado de ver que O-Sensei, con toda calma, había dejado ir al carterista. Debido a que O-Sensei no llevaba dinero alguno, creo que no tenía la sensación de haber sido víctima en ese momento…”.
No sólo O-Sensei carecía del hábito de llevar mucho dinero, sino que, para viajar, caminaba pasando frente a los empleados de la estación de trenes con un aire digno, pero sin boleto de tren. Le confiaba todo su dinero y sus pertenencias a quien estuviera acompañándole en el momento. Hasta donde yo sé nunca fue detenido y la razón debió haber sido que los empleados de la estación eran de alguna manera intimidados por él.

Entre las idiosincrasias de O-Sensei estaba su insistencia en llegar al menos con una hora de anticipación al horario de partida de un viaje, aún cuando a veces cambiara de parecer luego de estar dos o tres minutos en el tren y regresara a casa. En ocasiones llegaba incluso a abandonar el tren sin pronunciar palabra alguna a su compañero de viaje, provocándole una gran confusión. Es difícil decir qué le ocasionaba este tipo de comportamiento. Probablemente era debido a que la intuición altamente desarrollada de O-Sensei había percibido que algo estaba mal en la condición de su cuerpo o que preveía algún evento desagradable para el viaje. Además, con frecuencia reaccionaba de manera negativa hacia su compañero de viaje y encontraba que la conversación era insoportable. Hubo un incidente cuando estaba conversando en forma agradable con un hombre en el tren pero, debido a una razón desconocida, la plática se tornó molesta para el fundador y éste se levantó de su asiento, dejando que el hombre me instruyera a mantener la conversación.

Fuente:
http://www.aikidojournal.com/article?articleID=236&

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

El entrenamiento de la Mente en Aikido

Morihei Ueshiba creó mucho más que un sistema de técnicas para la autodefensa. Su intención era crear un arte marcial con una serie de ideales éticos-sociales. Ueshiba esperó que mediante el entrenamiento de Aikido, las personas se perfeccionaran espiritualmente así como físicamente.
Debe tenerse en cuenta que cualquier poder de transformación de Aikido no debe residir solo en la ejecución de técnicas físicas. Más bien, el Aikido proporciona un vehículo para la automejora y una transformación psico-física; el practicante de Aikido debe adoptar ciertas actitudes hacia el entrenamiento del Aikido y debe esforzarse en cultivar ciertas clases de disposiciones cognoscitivas.
Clásicamente, las artes que proporcionan un armazón de transformación para sus practicantes se basan en tradiciones religiosas y filosóficas tal como el Budismo y el Taoísmo (la influencia de shintoísmo en artes japoneses suele ser relativamente pequeño). En Japón, el Budismo Zen ejerció la influencia más fuerte en el desarrollo de artes transformativas. Aunque Morihei Ueshiba más que influenciado por el Taoísmo y el Zen estaba influenciado por la “religión nueva”, Omotokyo, la cual incorpora aspectos de Zen y filosofía taoísta. Además, se basa en una compleja estructura de Shinto, conceptos místicos y creencias.
Hasta ahora la incorporación del Zen y prácticas y filosofías taoístas en lo que concierne a la transformación psico-física por la práctica de Aikido, es diferente de la transformación psico-física por la práctica de artes como karate, kyudo, o la ceremonia del té. Todas estas artes tienen en común la meta de instalar en sus practicantes una espontaneidad de acción/respuesta, y receptividad a las cosas sólo cuando están (Shinnyo). Los medios para producir esta clase de disposiciones en los aprendices se basa en la repetición de movimientos y posiciones del arte. El hecho de que el entrenamiento del Aikido siempre sea cooperativo proporciona otra razón para producir una transformación personal. El entrenamiento cooperativo facilita el abandono de una idea de competidor. El entrenamiento cooperativo también hace que se mire por la seguridad y bienestar del compañero de cada uno. Esta actitud de preocupación por los otros se extiende a otras situaciones fuera de la práctica de Aikido. En otras palabras, el armazón cooperativo de la práctica del Aikido se traduce directamente en la misma conducta ética de preocupación por los demás en la vida diaria.

Fuente: Aikido. Filosofía y Práctica

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domingo, 14 de noviembre de 2010

Un dia en la vida del fundador del Aikido.

Navegando por la red me encontré con un texto que me pone los pelos de punta, no solo por lo que relata Sensei Gaku Homma, si no porque yo tuve la oportunidad de estar en el lugar de los hechos de este texto, la casa de O´Sensei, es mas yo dormía mis siestas en la misma habitación donde el fundador comía junto a su mujer Hatsu, y al leer este material y pensar que yo pude vivir la experiencia de estar en ese lugar me emociona, me parece que ese lugar (Ibaraki Shibu Dojo) en Iwama es donde se encuentra el verdadero espíritu del Aikido, el Aikido que O´Sensei quería transmitir, el labrar la tierra, la meditacion, el contacto con la naturaleza, el desapego material, etc...
Sin mas, aquí va ese texto que como dije esta escrito por Sensei Gaku Homma.
Martín Dib.


Un día en la vida del Fundador Morihei Ueshiba, Abril de 1968

por Gaku Homma

 
Traducido por México Aikido

El artículo siguiente se reimprime aquí con el permiso de Gaku Homma Sensei del Nippon Kan en Denver, Colorado, E.E.U.U.

El aniversario luctuoso del fundador del Aikido, Morihei Ueshiba (O’Sensei) esta cerca. En el Hombu Dojo, en Tokio, el 26 de Abril de 1969, el fundador pasó a mejor vida. Enero 3 de 1969.

La semana anterior, de que había regresado a mi pueblo natal en Akita, al norte de Japón, vi por última vez al fundador. Tenía 18 años. El anuncio de su fallecimiento, lo recibí en Akita e inmediatamente viaje a Tokio, para mí en ese tiempo, aún un viaje sencillo, sin regreso, estaba fuera de mi bolsillo. Mi familia estaba muy feliz, de que finalmente había regresado a casa, así que realmente no podía pedirles dinero para irme de nuevo. Finalmente, con la valiente necedad que solamente los jóvenes poseen, me fui en el tren nocturno a Tokio, sin billete alguno.

En ese entonces en Japón, la mayoría de los viajes de larga distancia se hacían principalmente por tren. Los vagones que no necesitaban reservación estaban siempre atascados con personas, cajas, maletas y estuches.

Era muy fácil eludir a la persona que revisaba los billetes en tal caos, cuando se aproximaba a recolectarlos. Conforme se iba uno alejando de la estación, si uno buscaba cuidadosamente en el suelo, bajo los asientos, usualmente se podía encontrar un boleto que alguien había perdido. Recuerdo que la tecnología y la seguridad de hace treinta años, no estaba nada cerca de lo que es hoy. Fue de esta manera que regrese a Tokio para el primer servicio funerario en recuerdo del Fundador.

Por años he escuchado de dojos que conmemoran este aniversario con un Seminario. Para mi este es un día de oración silenciosa y de reflexión. Ya que nos acercamos al 33° aniversario luctuoso del fundador, me gustaría compartir algunas de mis memorias personales acerca del compartir un año en la vida del fundador, antes de su muerte. Mi hermana ha recuperado los cuadernos que guarde durante esos años, así que he detallado información acerca de sus rutinas diarias. Hasta registré lo que el Fundador comía en un día normal, lo cual compartiré al final de este artículo.

En 1968, a la edad de 85, el Fundador dormía en un área nueva de las salas de estar del dojo de Iwama. Su esposa Hatsu dormía en el cuarto contiguo. A un lado del cuarto principal había un cuarto diminuto donde dormía la sirvienta Kikuno. El cuarto que



sirvió como mi dormitorio al otro lado del dojo ya no existe, fue demolido después de las remodelaciones que se hicieron. Excepto por cuatro de nosotros, nadie más vivió en esos cuartos en aquel momento. A diferencia del dojo de Iwama hoy en día, había muy pocos gasshukus (campamentos de aikido) que llenaran el dojo con bullicios de alumnos que vienen de lejos.

Saito Shihan y su familia vivieron en una casa diferente, en la puerta de al lado. En ese tiempo, la familia de Saito Shihan no era dueña de algún restaurante o de otro negocio. Solo administraba un servicio familiar de lavandería. En esos días, lo convencional era instalar la fontanería fuera de la casa, y los baños estaban a un lado de las casas, fuera de estas. Colocado afuera de los baños, había un makiwara (un poste acolchando usado por karatekas para su entrenamiento).

Durante un seminario de Saito Shihan celebrado en Denver nos dijo que cuando era pequeño solía practicar karate. Le pregunte porque el makiwara era colocado fuera de esos baños. Nos dijo que como parte de su régimen de entrenamiento personal, se tenía que pegar al makiwara diez veces cada vez que fueran a utilizar las instalaciones y diez veces cuando se terminaran de usar.

En 1968, la tierra entre la estación del tren de Iwama y el dojo estaba poblada con árboles de castaño y bambú. En Abril los castaños florecían, liberando al aire un fuerte olor a castañas. Los bambúes, arriba de cuatro pulgadas de diámetro podían brotar donde quiera, algunas veces en medio de sucias calles atestadas. También los árboles de durazno eran nativos del área, cuyas flores se añadian a la decoración primaveral. Hoy en día casas y tiendas han reemplazado muchos de los árboles de castañas así como los bambúes.

Cuando el fundador estaba en Iwama, daba la mayoría de las clases de la tarde. La práctica de la tarde comenzaba a las 7:00 pm. la cual él dirigía después de haber cenado alrededor de las 5:00 pm. El Fundador usualmente no se bañaba por las tardes. Normalmente era lo primero que hacia por las mañanas. Debido a su edad, la dieta del fundador era simple. Siempre comía con su esposa Hatsu. La pareja parecía disfrutar el compartir la comida, el Fundador era en ocasiones juguetón. Con sus palillos tomaba un trozo de comida y lo ponía en el plato de su esposa. “omahan tabe yashi” (aquí, come esto) solía bromear en su propio dialecto Kishu. Ella tomaba el trozo y se lo regresaba exclamando, “No, tu come esto”. Eran bromas agradables entre los dos. Aunque la dieta del Fundador era simple, ocasionalmente también disfrutaba de la comida “moderna” como el arroz con curry. El Fundador solía comentar que el curry era rico en fibra y que era saludable para el intestino.

El Fundador y su esposa comían en el cuarto localizado exactamente atrás del altar del dojo. El cuarto tenía piso de madera. Una mesa pequeña, de cerca de tres pies de largo por dos pies de ancho, con patas plegadizas de diez pulgadas de alto, era colocada para cada comida. Los cuatro comíamos juntos. Los cuartos eran cerrados, y se me dificultaba el comer de forma relajada, estando tan cerca del Fundador. Kikuno y yo siempre nos sentábamos formalmente con nuestra espalda derecha, mostrando nuestras mejores modales.



En una esquina del pequeño cuarto estaba un pequeño lavabo de cerca de dos pies de largo por un pie de ancho. El lavabo tenía una sola llave por la que fluía solo agua fría; el agua caliente de la estancia era calentada a mano antes de ser servida. El Fundador usaba también este lavabo para lavarse la cara y los dientes. El alojamiento era simple en Iwama, el único lavabo de agua fría servía para el lavado de trastes y para la limpieza personal. A lado del lavabo estaba un quemador de gas propano donde se preparaba la comida.

Ahora el alojamiento de la tercera generación Doshu, el nieto de Morihei Ueshiba, esta lejos del simple y rústico alojamiento en el que el Fundador vivió. En los viejos días, por supuesto no había televisión ni radio. El Fundador normalmente se retiraba a dormir a los 9:00 pm. todas las noches. En Abril, a veces las noches eran frías y el Fundador se rehusaba a utilizar una cobija eléctrica. El reclamaba que la electricidad en las cobijas le producía comezón. (Reflexionando ahora, quizás este era un síntoma de la condición de su hígado). En lugar de usar la cobija eléctrica, Kikuno la sirvienta solía acostarse en la colchoneta del Fundador antes que él para calentarla. Mientras Kikuno calentaba la colchoneta, era mi trabajo masajear los pies del Fundador o sentarme en seiza cerca de su cabeza y leerle en voz alta del texto de Omoto Kyu; Rei Kai Monogatori.

El Fundador se levantaba cada mañana antes de las 6:00 am. Si es que no tomaba su baño completo, se lavaba la cara en el lavabo, el cual se había llenado con agua hirviendo la cual era templada con agua fría de la llave. Su cepillo de dientes estaba hecho de cerdas de cochino y usaba sal o una pasta de dientes en polvo blanco. Una de mis obligaciones era recoger su dentadura y colocarla en un pequeño plato. No creo que mucha gente en este mundo haya visto al Fundador sin su dentadura. Después de sacar su dentadura, mi siguiente tarea era ayudar al Fundador cuando se lavaba su cara. Con una toalla limpia la cual colocaba en el lado derecho de mi cinta, me ponía de rodillas detrás del Fundador en el lavabo para sostener las mangas de su kimono. Esto era para asegurarme que las mangas del kimono no se mojaran. Me ponía de rodillas detrás de él porque yo era más alto que él. Si estuviera parado detrás de él, podría golpearse su cara con mi pecho después de lavarse.

Si el Fundador iba a tomar su baño completo la mañana siguiente, mi día comenzaba diferente.

En los días de baño, debía levantarme a las 5:00 am. para encender el fuego y calentar el agua para el baño. El cuarto de baño consistía en una plataforma de madera con una larga bañera de acero la cual era llenada con agua fría. El fuego era encendido desde afuera del cuarto de baño el cual estaba directamente bajo la bañera. Cuando el agua se había calentado, el fondo de la bañera podía llegar a ser muy caliente para estar ahí. La bañera tenía una rejilla de madera flotante que era usada para estar de pie, ¡O se podían usar geta (zapatos de madera) dentro del baño! En Japón estas bañeras de metal era llamadas goemonburo. Originalmente esta palabra se refiere a un famoso ladrón llamado Goemon Ishikawa quien fue hervido en vida en un recipiente de metal como castigo a sus crímenes. Aun en 1960’s, goemonburo eran muy comunes en la mayoría de los hogares. Hoy en día existen muy pocas. En un baño recién preparado, el agua podía llegar a sentirse “cortante” y hasta un poco dolorosa. Para suavizar el agua



la sirvienta Kikuno entraba a la bañera primero para “masajear el agua”. Esto es llamado yumomi, en Japonés.

Después que el Fundador entraba a la bañera, era trabajo de Kikuno o mío frotar su cuerpo. El Fundador alguna vez fue un hombre musculoso, así que a su edad, su piel colgaba un poco. Sin usar jabón, ligeramente tomaba sus músculos hacia abajo y frotaba su piel hacia arriba con una toalla de mano. Como yo atendía el fuego, no me era permitido sentarme y hacer nada. Mientras el fuego ardía, tenía que barrer los senderos frente al dojo y el altar con una larga escoba de bambú. Normalmente a mediados y finales de Marzo, las flores de cerezo cubrían del sendero al altar. Cuando las flores de cerezo caían, no barría el sendero para no interrumpir la belleza natural de las flores esparcidas. En otras épocas del año, dejaba marcas con mi escoba al barrer en un dibujo ordenado.

Para cuando el fundador pasaba por ese sendero recién barrido, sus huellas tenían que ser las únicas que se vieran. De vez en cuando, los niños correteaban a través del sendero recién barrido mientras jugaban antes de ir a la escuela. Esto me enfurecía, ya que lo hacía ver como si yo no atendiera mis obligaciones adecuadamente. Simbólicamente era importante barrer cada mañana para limpiar la mala suerte o los malos espíritus antes de que el Fundador empezara su ceremonia matutina de oraciones. El kimono y la hakama formal del Fundador estaban disponibles para cuando él terminara su baño. Era también mi obligación ayudarlo a vestirse para la ceremonia que seguía.

Estuviera el tiempo lluvioso o soleado, el Fundador asistía a su ceremonia todas las mañanas. Si estaba lloviendo, Kikuno y yo por su puesto no llevábamos paraguas. Tomábamos una pequeña charola llamada sambo cargada con pequeños platos; uno contenía sal, otros contenía arroz y el último contenía agua, el Fundador nos encabezaba enérgicamente desde el sendero hasta el Santuario Aiki. Sus pasos eran seguros y vigorosos y su balance perfecto como si el mismo llevara un sambo ante él. Puede uno decir que en la fotografía su hakama se partía tajantemente con su caminar, es difícil de creer que en esos tiempos él tuviera 85 años. Siempre he pensado que es curioso que cuando acompañaba al Fundador a Hombu Dojo en Tokyo él caminaba débil y lentamente. Ahora que lo reflexiono, pienso que solo fingía. Escribí un artículo sobre esto hace veinte años para la revista Cinta Negra, pero esta es otra historia para otro día.

Cuando el Fundador se acercaba al Santuario Aiki, pasaba por debajo de la puerta del santuario o tori. Como sirvientes, a Kikuno y a mi no nos era permitido pasar directamente por debajo de la puerta, así que teníamos que rodear la puerta por la derecha rápidamente para abrir la puerta del santuario. Teníamos que abrir la puerta del santuario por el lado derecho del honden (construcción principal), entrar y apresurarnos silenciosamente a abrir la puerta corrediza del santuario para el Fundador. Una vez que él había entrado al honden, teníamos que cerrar silenciosamente la puerta detrás de él. En la pared opuesta, detrás del Santuario había otra puerta corrediza la cual abríamos para mostrar la vista del okuden, el cual era una pequeña estructura donde se alojaba el santuario principal. Antes de ir a nuestros



lugares cerca de la entrada del santuario, teníamos que prender las velas. El Fundador normalmente dedicaba 25 minutos para orar en su ceremonia matutina. Una vez al mes había una ceremonia especial llamada Tsukinami Sai. Esta ceremonia duraba cerca de una hora, el santuario era adornado con ofrendas de frutas, verduras, comida seca y pescado. No se utilizaban otros productos animales en esta especial ofrenda.

Regularmente durante la ceremonia, Kikuno y yo nos sentábamos en seiza tanto como podíamos con nuestras cabezas inclinadas profundamente pero sin descansarla en el suelo. Esta posición era dolorosa para las rodillas y difícil de mantenerla. A mi edad no entendía que significaban las oraciones que el Fundador recitaba, así que permanecer atento era un gran esfuerzo. Solo cuando el Fundador usaba un jo, en la ofrenda del Jo no mai o movimientos del jo mi atención se enfocaba. El jo que él usaba era del largo de un jo normal, pero era afilado en una de sus puntas. Se parecía en lo largo de una lanza que ha sido cortada diagonalmente por una espada. Si él no usaba un jo, usaba en algunas ocasiones un shaku, el cual es un instrumento de madera plano con forma de remo usado en ceremonias Shinto. El Fundador realizaba movimientos con el shaku como si fuera un tsurugi (espada de los dioses de acuerdo a la enseñanza Shinto).

Después de que el Fundador terminara su oración matutina en el santuario, regresábamos al jardín principal del dojo donde se detenía a orar en la hokora (santuario pequeño) dedicado al dios Ushitora no Konjin. Este dios era el dios personal del Fundador, el cual siempre llevaba consigo. Cuando sus viajes lo llevaban a Hokkaido, se llevaba a este dios con él, dedicándole un nuevo santuario llamado Kami Shirataki Jinja, el cual fundo en la villa de Shiratake. Aunque esto suene a que el Fundador llevaba algo tangible, no era así; era el espíritu del dios lo que él llevaba.

Para concluir su ceremonia matutina, el Fundador se paraba derecho sosteniendo su shaku, y mirando directamente hacia el sol. No importaba si era un día despejado, o sí estaba nublado, el levantaba su cabeza hacia el sol, mirándolo fijamente. El ofrecía oraciones a Amaterasu O Kami, el dios Shinto del sol. Yo encontraba esto muy sorprendente y algunas veces trataba de copiar sus acciones. Nunca pude mirar directamente al sol por largo tiempo, era muy brillante para mis ojos. He crecido creyendo que la poderosa mirada que el Fundador poseía, venía de la realización diaria de este ritual. Después de esto, era tiempo de preparar el desayuno.

Ahora en el dojo de Iwama un estacionamiento y la cocina de los uchideshi están donde alguna vez estuvo el huerto del Fundador. Este huerto era utilizado para el consumo doméstico, este era atendido cuidadosamente. Después de terminar su ceremonia matutina el Fundador vestido con su kimono y hakama formal, y se dirigía hacia al huerto. En abril había pequeños nira, nanohana, daikon y kabu listos para ser desbrozados. El Fundador examinaba las plantas cuidadosamente y me decía cuales tomar para las guarniciones de ese día. No recogíamos la cosecha, ya que era abril y aún estaban muy pequeñas. Los brotes sin embargo debían de cortarse o ser plantados de nuevo para que las restantes crecieran fuertes. Recuerdo que el fundador me enseño que después de desbrozar algunas nira, uno se debía de parar en la planta remanente y luego regarla con el agua con que se había lavado el arroz. Esto aseguraba una sana replantación.



El desayuno consistía principalmente en congee (potaje blando de arroz) con mochi (pastel “pegajoso” de arroz). El Fundador le gustaba mucho el mochi y en algunas ocasiones se lo comía por el puro gusto de hacerlo, pero este tenía la tendencia quedarse pegado a su dentadura, por esta razón en la mayoría de las ocasiones el mochi era cocinado con el congee para ablandarlo. Las guarniciones consistían en vegetales frescos cortados del huerto y preparados muy simplemente. El Fundador no se quitaba su kimono y hakama formal antes de tomar su desayuno. Para él, tomar sus alimentos era parte de su ceremonia matutina.

Después del desayuno, era tiempo de asignar los quehaceres y mandados matutinos que Kikuno y yo teníamos que realizar mientras el Fundador descansaba. A unas cuadras del dojo, el Fundador poseía un huerto de arroz. El atender este huerto era una de mis obligaciones diarias. Nunca sabía cuando el Fundador nos llamaría a Kikuno y a mi para la práctica de Aikido, Yo siembre vestía la chaqueta del keiko-gi con mis pantalones de trabajo, por si acaso.

Si era un buen día, a veces el Fundador podía sentarse con la ventana abierta y leer su periódico en el cálido sol de la mañana. O en días muy especiales, debíamos abrir las puertas deslizantes del dojo y el Fundador se recostaba en la estera del dojo sin su hakama, y tomaba una siesta en el sol. El segundo Doshu, Kisshomaru Ueshiba dijo en su biografía, que él nunca había visto al Fundador cuando no estaba sentado formalmente en seiza. En Iwama, el Fundador que yo conocí tomaba siestas en el sol como cualquier persona mayor.

Aun cuando él estaba durmiendo, manteníamos nuestros ojos y oídos abiertos, siempre sabíamos donde estaba y que es lo que estaba haciendo. Si nos llamaba, dejábamos cualquier cosa que estuviéramos haciendo y corríamos a ayudarlo. ¡Kikuno solía decir que yo dormía con un ojo abierto! Vivíamos atentos las 24 horas del día.

Si el Fundador se sentía bien, nos llamaba para practicar Aikido. Vestido con su kimono, el disfrutaba especialmente practicar suwarewaza-shomen uchi ikkyo, y de pie ai hanmi katatetori iriminage omote. Nos enseñaba, turnándonos como uke.

Habiendo desayunado cerca de las 9:00 am., el Fundador no almorzaba. Kikuno y yo sin embargo estabamos hambrientos, especialmente después de haber practicado, y nos comíamos las sobras del desayuno. Hacíamos porciones extras en el desayuno para asegurarnos que tuviésemos suficientes sobras para el almuerzo.

En la tarde, el Fundador se ocupaba en diferentes actividades. En la primavera, recuerdo que el Fundador y su esposa Hatsu sembraban cacahuates en el jardín. Hatsu estaba casi encorvada por la edad, pero aun era una experta con el azadón. Ella formaba las filas para sembrar empuñando diestramente el azadón. Mi trabajo era agregar abono fresco a las filas para hacerlas más fértiles para la siembra. El Fundador nos seguía, introduciendo expertamente los cacahuates en los montículos con un golpe ligero de su dedo gordo y dedo índice. Cuando pienso acerca de eso, su habilidad en la siembra de cacahuates vino por muchos años de siembra en Hokkaido y de los años que coordino el huerto sembrando y cosechando con el Omoto Kyo.



Normalmente, una vez al mes, el Fundador visitaba Hombu dojo en Tokio. Si se trataba de una visita larga, se quedaba cuatro o cinco días. En las mañanas cuando se iba a Tokio, terminaba su ceremonia matutina más temprano. En la primavera, empacabamos los daikon, nanohana, nira y shungiku recien cortados para llevarlos en el viaje. Después de terminar de desayunar, tomábamos un taxi a la estación, Aun si íbamos tarde, siempre llagábamos por lo menos media hora antes de la que el tren debía llegar. En ocasiones llegábamos una hora antes de partir. Iwama era una pequeña ciudad con una pequeña estación. Solo el tren local hacia parada en Iwama. Para tomar el tren expreso a Tokio teníamos que cambiar de tren en la estación principal de la línea. Yo cargaba el maletín de doctor de piel, que le habían dando durante el viaje a Hawaii, en una mano. En mi espalda llevaba el bulto de vegetales frescos atado en una tela furoshiki. Siempre caminaba delante del Fundador para protegerlo de caminos peligrosos. Algunas veces, cuando nos cambiamos al tren expreso, tenía problemas para encontrar un asiento para el Fundador. En esas ocasiones escogía a un estudiante con uniforme que ya había encontrado lugar y “lo convencía” de dejárselo al Fundador. ¡Era muy bueno para “convencer” en esos días! De cualquier forma, hay muchas historias de viaje como otomo con el Fundador, pero estas también serán para otro día.

En ese tiempo, no había uchideshi viviendo en Hombu dojo. Quiero dejar esto claro. La única persona viviendo en Hombu dojo era el Sr. Mitsuo Tsunada, quien se encargo del mantenimiento y de la vigilancia cuando el Fundador llegaba. El no practicaba Aikido.

Recientemente, he visto anuncios de instructores quienes aclaman haber sido uchideshi de Hombu bajo la tutela del Fundador en ese tiempo. Esto no es verdad. Por lo menos tres años antes de que el Fundador muriera nadie estuvo viviendo en Hombu dojo. De cualquier forma, el Fundador no vivió en Hombu. Los únicos uchideshi de Hombu fueron estudiantes del segundo Doshu, Kisshomaru Ueshiba, y eran estudiantes y personal asalariado.

Han pasado treinta y tres años desde que el Fundador paso a mejor vida, y ahora tengo cincuenta y dos años. Mi percepción en ese entonces y ahora ha cambiado obviamente con el tiempo. Ahora veo un panorama más amplio de mis experiencias que cuando era joven. Tuve la gran fortuna de ser parte de la vida del Fundador de diferentes formas y no solo a través del Aikido. Por esta razón, mi memoria y visión del Fundador es diferente a la mayoría. Vi al Fundador cuando fue a Hombu dojo en Tokio. Allí él era el “presidente de la compañía” o CEO (Oficial ejecutivo en jefe, por sus siglas en inglés Chief Executive Officer) y actuaba como tal en esas ocasiones. En Iwama, fui testigo de la vida privada de un hombre llamado Morihei Ueshiba, un caballero de edad amable quien tomaba siestas en el sol, y sembraba cacahuates con facilidad. Creo que el verdadero Fundador, fue el que conocí en Iwama.

El Fundador ha sido una persona muy especial en mi vida, y muy influyente en la dirección que mi vida ha tomado. He estado viviendo en los Estados Unidos por más de 28 años. En todos estos años, he cuidando de mi propio dojo y nunca he celebrado “Un Seminario en Memoria del Fundador” o cualquier otro evento comercial para conmemorar su muerte. Para mi este es un tiempo de reflexión.



Hace un par de semanas recibí un volante de otro dojo anunciando un “Seminario Conmemorativo al Fundador”. El volante tenía una foto tamaño pasaporte del Fundador la cual podías despegar y guardar en tu cartera como un souvenir. Esto en cierta forma me recordó las muestras de perfumes que uno rasca y despega de las revistas de moda. Reconocí la fotografía. Esta había sido tomada en Mayo de 1968. Yo estaba con él como su otomo cuando la fotografía fue tomada. Había sido tomada cuando el Fundador llego a Hombu dojo y estaba siendo recibido por sus alumnos. Iba vestido formalmente como de costumbre con su kimono. El Sr. Tsunoda tomo la fotografía. Aun tengo una de las originales.

La única fotografía del Fundador que tengo en mi dojo, es una que esta colgada en el altar del dojo. La única razón de que tenga una fotografía del Fundador es para mostrar a los alumnos como era el Fundador. Nunca he usado su imagen para razones comerciales. Conocí su personalidad, y sería contra mi orgullo hacer eso. Aquellos que usan su fotografía no lo conocieron.

Como Aikidoistas necesitamos pensar acerca del origen de este arte que practicamos. Necesitamos regresar al entendimiento simple del Aikido y el Aikido renacerá si tu quieres, para no olvidar nuestro camino.

Tan pronto como este artículo este traducido y completo, saldré para Japón a visitar el Santuario Aiki de Iwama para la ceremonia conmemorativa anual del Fundador, Tai Sai. Con gran aprecio, iré y le daré mis respetos al Fundador. Inclinaré mi cabeza para orar. Esto es una peregrinación a mi pasado… y a mi futuro.

Todos los derechos reservados. Tanto el artículo como las fotografías no podrán ser reproducidas de ninguna forma sin permiso del autor Gaku Homma Sensei.

Menú del Fundador en Primavera

Mochigayu (Arroz congee con pastel de arroz)

Cuatro partes de agua por una de arroz, dejar el arroz remojar durante la noche. Cocinar a fuego alto hasta que hierva, bajar el fuego, tapar y cocinar lentamente por 30 minutos. Cortar mochi (pastel de arroz) en pequeñas porciones (del tamaño de un bocado) y agregar al congee mientras se cocina. Agregue un poco de sal para sazonar.

Nanohana (Hojas de colza), Horenso (Espinacas), Shungiku (Hojas de crisantemo de principios de primavera), Ohitashi (Vegetales hervidos y congelados)

Escoger un vegetal de primavera a su gusto de hojas frescas. Poner dos partes de agua para hervir y agregar una pizca de sal. Agregar las hojas del vegetal y hervir por treinta segundos hasta que las hojas cambien de color. Enjuáguelos inmediatamente en agua fría y exprima gentilmente el exceso de agua. Mezcle todo con el katsuobushi (bonito seco), y unas cuantas gotas de salsa de soya. Muévalos con palillos chinos. Quite el exceso de salsa de soya y servirlos fríos.



Nanohana o Horenso no Goma Ae (Hojas de espinaca o colza mezcladas con miso de sésamo)



Preparar los vegetales como se describió anteriormente. En un mortero moler juntos el sésamo negro y la pasta de miso y mirin (sake cocinado) hasta que este pegajoso. Mueva la mezcla y los vegetales con palillos chinos y servirlos fríos.

Nira no Shoga Ohitashi (Poro japonés con jengibre hervido y frío)

Los poros japoneses son completamente diferentes a los poros Americanos, pero están disponibles en muchos de los supermercados japoneses. Preparar los vegetales como anteriormente se secribió. En un mortero moler el jengibre y mezclar con algunas gotas de salsa de soya. Mezclar la nira con palillos chinos. Quitar el exceso de salsa de soya y servir frío.

Niratama (Poro japonés con huevo)

En un sartén agregar una pequeña cantidad de agua, katsuobushi, hongo shiitake o niboshi (sardinas secas). Hervir el agua y agregar la nira. Cuando la nira se reduzca, agregue una pizca de sal y lentamente agregue un huevo batido. Cuando el huevo este cocinado el platillo esta listo. Como una opción se puede añadir Tofu.

Shungiku Tofu Ae (Hojas de crisantemo con tofu)

Lavar las hojas de crisantemo profundamente. Hervir cuatro partes de agua por 30 segundos hasta que las hojas cambien de color a un verde fuerte. Enjuagar en agua fría y quitar el exceso de agua. Cortar dos pulgadas de largo. Envolver un trozo de tofu en una tela de algodón y quitar el exceso de agua. En un mortero agregar el tofo, miso, azúcar y cacahuates (los cacahuates son opcionales). Moler para hacer una pasta. Mezcle la pasta de tufo y shungiku con los palillos chinos y sirva frío.

La sopa de miso es normalmente servida con cada comida.

Nira, hojas de zanahoria enana, hojas de daikon, espinacas, tofu, age (tofu frito) wakame (algas jovenes) y totoro (algas rasuradas) son solo algunos de los ingredientes que pueden ser agregados para este platillo de primavera.

Condimentos para los alimentos



Pequeñas tazas para sake de vinagre negro de arroz y sake como salsa para las guarniciones. Chilimen Jako (angulas pequeñas secas, que son fuente de calcio). Vegetales en conserva

Platillos para Ocasiones Especiales

Asazuki (Arroz azucarado)



Remojar el arroz y moler en un mortero hasta que se haga lechoso. En un sartén cocer a fuego lento moviendo constantemente hasta que tenga un consistencia pegajosa. Agregar vinagre de arroz y azúcar al gusto. Tape con mikan (Tangerina japonesa) en rebanadas por añadir color y gusto.

Kamaboko Imo (salmón al vapor y pastel de pescado con papas)

Cocer las papas con la cascara. Envolver las papas en una tela y enrolle hasta que la cascara se abra. Quite la cascara y tírela.

Marine el salmón con cantidades iguales de sal y azúcar por unas horas. Corte el salmón con un cuchillo de cocina y muélalo ligeramente en un mortero. Mézclelo con las papas.

Ralle Yamaimo (ñame japonés) en un mortero y mézclelo con la papa y el salmón. Agregar una pequeña cantidad de harina.

Amase y forme pequeñas bolas. Cocer al vapor hasta que este cocinado.

(Este fue un platillo con el que el Fundador sobrevivió en los primeros días como pionero en Hokkaido).

Este menú no se come todo en una sentada. Cada comida tiene solo uno o dos platillos cuando mucho. La porción de los platillos para la comida del Fundador era muy pequeña, solo unas cuantas cucharadas. Una comida completa sería igual a un plato de sopa si la medimos.

Este menú no es hecho con la receta exacta. En esos días no se utilizaban tazas o cucharas como medida, por lo que es difícil describir cantidades exactas. Estoy haciendo algunas de estas recetas en mi restaurante. Para hacerlos en casa, todos los ingredientes están disponibles en supermercados Orientales.

Fuente.
http://www.aikidojournal.com/article?articleID=444&lang

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